Por Carlos M. Licona
Pobre de nuestro magisterio, en los últimos 8 años y medio solo aprendió a acatar lo que le imponen como ley sagrada, atrás quedaron los tiempos en que era beligerante y cuestionaba. Y que si algo estaba fuera de contexto lo discutía y lo rebatía con argumentos sólidos.
Lo absurdo
El inicio de la cuarentena encontró desprevenidos y desarmados a los jefes y como las autoridades educativas son ignorantes del funcionamiento del proceso enseñanza aprendizaje y además, ignoran el contexto socio económico en que viven los alumnos, se les ocurrió la genial idea de que cada docente comprobara que estaba dando clases y que le exigiera fotografías a los alumnos de que estaban trabando en las clases en línea o con guías enviadas mediante WhatsApp o Messenger, salieron con el absurdo de exigir evidencias ignorando la terrible realidad de miseria en que viven las madres y padres de familia.
Los primeros obstáculos que hubo fue la ausencia de tecnología en los hogares, falta de recursos económicos para tener activo el internet permanentemente, muchos quedaron sin empleo debido a la pandemia, aunque se envíe material de trabajo no es lo mismo que el docente de una clase a que una señora o un señor se ponga de maestro con su hijo e hija. Resulta que de un día para otro se pretendió que toda la población se volviera autodidacta sin tener la idea de cómo serlo. Muy rápido la realidad trajo a la tierra a las autoridades y el ministro publicó un oficio donde se prohíbe exige fotografías como evidencia, sin embargo, en muchos centros educativos siguen empeñados en exigirlas a los docentes y estos a la vez a sus alumnos.
Luego aparecieron con el absurdo de informar diariamente la cantidad de alumnos que trabajan en casa en las clases respectivas, el que el magisterio se mantenga trabajando y enviando material de una u otra forma es excelente y es un aprendizaje al que no debemos oponernos, al contrario, se debe estimular y capacitar para mejorar el envío de clases ya sean escritas, vídeos, audios o llamadas por teléfono. Pero de esto a pretender que la madre o padre de familia o los alumnos de educación media se mantengan conectados permanentemente es desconsiderado y hasta inhumano, las familias están preocupadas por suplir los alimentos a la mesa, esa es la prioridad, pero no la de pagar diariamente paquetes de internet para decir que si están trabajando.
La farsa
Es muy común que en los centros educativos, tanto los administradores como los docentes envían falsa información estadística argumentando una represalia si no cumplen con el 100 % del propósito, esto es muy evidente con los partes mensuales o con las calificaciones cuando se pretendían alcanzar las metas EFA (Educación Para Todos), metas que no se alcanzaron en su totalidad y en áreas que si se alcanzaron fue en solo lo estadístico, porque desde que las implementaron el docente actuó temor a la amenaza y no por conciencia de lo que se pretendía, tal y como sucede siempre en este país.
Esa manía de enviar información falsa se profundizó más cuando llegó el tristemente célebre Marlon Escoto al ministerio de educación, quien tuvo vía libre para hacer y deshacer en el campo educativo y durante el tiempo que estuvo tumbó lo poco bueno que había. Mediante oficios ejecutivos obligó a los docentes a dar falsas nivelaciones, cambió la rúbrica de evaluación a su antojo, tantas recuperaciones como las que el alumno necesitaba para aprobar, planes de nivelación, planes de mejora, se pasó a las modalidades de BTP (bachilleratos técnicos profesional) la educación media, en fin, una serie de exigencias que el docente no cumplió; porque son irreales o porque el tiempo no daba abasto y al final, bajo la permanente amenaza no tenía más remedio que brindar información falsa.
En esta ocasión no ha pasado diferente, ante la permanente denuncia de madres y padres de familia y alumnos del abuso que se cometía al estar exigiendo fotografías, las autoridades no tuvieron más remedio que recular en esta decisión.
Fue muy importante la actitud de docentes en cuestionar esta decisión y más importante aún; la denuncia permanente ante los medios de comunicación. Hubo una unidad y una lucha imperceptible pero que fue lucha granítica, nadie se dio cuenta y pasó por alto, pero tampoco hubo una propuesta inmediata del magisterio para que no salieran nuevamente con otra payasada como era de esperarse, esta no tardó mucho en llegar.
¿Por qué el empeño en exigir información que se sabe termina siendo falsa?
La siguiente payasada llegó muy rápido; comenzaron a exigir que diariamente el alumno o alumna responda si ha trabajado o no. El departamental le exige a los distritales, estos a los directores y luego estos a los docentes. Los docentes les piden a las madres, padres o alumnos que respondan todos los días “Si trabajé”. El que no responde se asume que no trabajó y debe ser chequeado como si ese día no estuvo en clases.
Toda esta comunicación siempre fluye utilizando el internet residencial, paquetes de WhatsApp o de Facebook, en cualquier caso, implican gasto de dinero. Y es ser crédulo el pensar que todos los días responderán “Si trabajé” y en todo caso, tampoco el que respondan garantiza si trabajaron o no.
La realidad del sistema educativo público es muy diferente del privado, en su gran mayoría en el sector privado los hogares tienen mínimamente un celular aceptable o una computadora, sin embargo, la realidad es contraria en el sistema público y nuevamente la falta de acceso a la conectividad es un inconveniente para realizar las clases en casa.
Nuevamente se le amenaza a las y los docentes para que exijan una información que es imposible de recoger, entonces fluye otra vez la información falsa del docente a los directores, de los centros educativos a las distritales y de estas a los departamentales. Generando un gigantesco banco de datos totalmente falso que será base para equivocados análisis estadísticos del régimen.
La denuncia debe ser el camino
Hace dos semanas el Congreso Nacional aprobó un decreto que introdujo el diputado Edgardo Casaña, del partido Libertad y Refundación (LIBRE), el decreto ordena ofrecer conectividad para el campo educativo y sobre todo al alumnado en general, también se ordena que todos los medios de comunicación otorguen una hora diaria para la impartición de clases. El decreto aun no ha sido publicado en el diario oficial “La Gaceta”.
No se sabe porque el decreto no se ha publicado para su inmediata implementación, pero en vez de exigir la publicación de este y levantar una campaña intensa para que todo el sector público tenga acceso al internet educativo, los encargados de la educación nuevamente acuden a defenderse de las amenazas cumpliendo con una ley divina que se basa en la falacia.
Lo que se debe hacer
Los docentes no deben mentir sobre la información que brindan, si solo 3 le han respondido en un día debe responder esa cantidad, mentir es crear un espejismo que nos ofrece una realidad falsa que a la larga beneficia al régimen y repercute en el alumnado, tal y como pasó con la calidad educativa en los últimos 8 años.
Hay que motivar al docente para que se actualicé en el uso de la tecnología, a las madres y padres de familia para que adquieran conciencia de aprender a la par de los hijos, a los adolescentes para que adquieran a ser responsables con sus estudios. Es la oportunidad para que todos aprendamos de todos y salgamos adelante, pero lo peor que se puede hacer es amenazar permanentemente para obtener falsa información.
Cada docente debe utilizar la herramienta que esté más a su alcance y que más le favorezca para facilitarle la enseñanza a sus alumnos, aun no sabemos hasta cuándo terminará la cuarentena total en el país, lo que, si se sabe por ahora, es que el ritmo de contagio no baja y solo sube, y mientras esto suceda no se reactivará el sistema educativo.
Pero lo más importante aún, que todos juntos luchemos desde las casas para que el decreto para la conectividad gratis se implemente se una vez por todas en beneficio de los alumnos en general, la falta de implementación de este solo favorece a las empresas transnacionales de la comunicación y por eso lo detienen.
La unidad del magisterio
Los dirigentes de los colegios magisteriales deben tomar inmediatamente partido en este punto que se vuelve estresante todos los días. Al parecer la unidad no está pegada ni con saliva, pero este hecho al que nadie le da importancia debe servir para unificar la lucha y edificar una plataforma o coordinadora nacional para detener este abuso. Los docentes deben dejar de cumplir como si fuera ley divina esta absurda exigencia, debe ser desmitificado y desnudado esta burda orden porque no es más que un capricho de incapaces jefes por hacerse sentir como jefes y lo peor, una jugada del régimen para ofrecer estadísticas e informes falsos que al final aprovechan políticamente y justifican egresos del erario.