Daniel Sponda, actual Secretario de Educacion, con una parte de la dirigencia magisterial

 

Por Carlos M. Licona

El anteproyecto de Ley para reformar la Ley del Instituto Nacional de Previsión del Magisterio (INPREMA) ha desnudado la disconformidad en un gran sector de los docentes que, por ningún motivo, ese estado emocional se debe soslayar y muchos menos invisibilizar.

Es curioso que, el magisterio pasó de ser la columna vertebral en la lucha contra el Golpe de Estado en el 2009 a ser un sector adormecido y maniatado en la actual coyuntura con dizque un “gobierno amigo de los trabajadores”. Al parecer, si es real el malestar y este se incrementa día a día, entonces, solo puede significar una cosa; algo no está bien.

¡Cuidado y este sentimiento no se vuelva una bola de  nieve que pueda incidir en la situación nacional! En este artículo, más que escribir sobre lo ya dicho que contiene la pretendida reforma a la Ley, interesa más la situación de postración de los maestros, que sin lugar a dudas, es un caudal significativo en una contienda electoral.

La dirigencia se divorció de la base

El magisterio es un gremio ejemplo de lucha, su beligerancia data desde la década de los años 80 en que tuvo sus dirigentes formados en lo más duro de la guerra fría, en esos años existía una división enorme entre los docentes de primaria y los docentes de media, en cualquier lucha por un aumento salarial, siempre se llevaba la mejor parte los que laboraban en educación media, sin embargo,  esto no fue impedimento para que en 1982 se realizara una huelga nacional para que se aprobara el Estatuto del Docente, en ese entonces, el gobierno del liberal Roberto Suazo Córdova(1982-1986) reprimió salvajemente a los docentes, varios fueron detenidos y otros fueron suspendidos del sistema vía decreto. 

La dirigencia de los años 80 no disponía de fondos económicos en los colegios magisteriales, las aportaciones de cada afiliado eran muy mínimas y cada dirigente para sufragar los gastos se tenía que sacar de sus bolsas el dinero para cumplir con las tareas de dirección, por supuesto, eran dirigentes con trayectoria organizativa, política y con conciencia de clase, cuya militancia los preparaba para aportar un granito de arena en el financiamiento de una revolución.

La degeneración de las dirigencias inició con la entrada en vigencia del Estatuto del Docente en 1998, si bien es cierto la entrada en vigencia de esta Ley equiparó los aumentos salariales de los maestros de media con los de primaria, por otra parte, la mejoría económica se ligó al incremento porcentual en las cotizaciones de cada colegio magisterial, convirtiendo de forma muy rápida las finanzas en una mina de oro para los codiciosos oportunistas de cada organización.

Los colegios magisteriales pasaron de ser organizaciones defensoras de los derechos de los maestros a ser organizaciones lucrativas para beneficiar una cúpula de dirigentes con su séquito de activistas. En cada gobierno de turno, fuera nacionalista o liberal, hubo dirigentes apegados al guion del gobierno, unos traicionaron mientras otros luchaban, los dirigentes se volvieron millonarios y convirtieron los colegios en feudos propios para beneficiarse a si mismos y a sus allegados.

Con la llegada al poder del Partido Nacional en el 2010, por un momento parecía que el ex ministro de educación Marlon Escoto pondría en cintura a varios de los dirigentes oportunistas, sin embargo, no fue así, y, esta dirigencia más bien se ha consolidado con la llegada al gobierno del Partido Libertad y Refundación. Al asumir la dirigencia la dirección de la Secretaría de Educación, automáticamente se ha generado una brecha muy grande entre la base y la dirigencia, que quiérase o no, corruptos o no, oportunistas o no, son los interlocutores ante el patrono de los educadores.   De tal forma que, dirección y patrono comen en el mismo plato mientras la base patalea y lloriquea con las decisiones que no está conforme.

Represión en vez de escuchar y consensuar

El malestar de la base y sus intentos de movilización ya generaron como respuesta del gobierno la represión, ha circulado un oficio firmado por la directora general de Talento Humano en educación, solicitando a todos los directores de centros educativos, a los distritales y departamentales la información sobre inasistencias de los maestros, sin lugar a dudas que, esta es una medida represiva para evitar que ese malestar que crece en la base se convierta en una bola de nieve, pero, además, documentar en cada expediente las inasistencias para posibles audiencias de descargo que culminen con el despido. Dirigencia y gobierno se hacen un nudo y en su luna de miel se niegan a escuchar el malestar de la base, un terrible error del cual es responsable la presidenta Xiomara Castro, al ser ella la que estampa su visto bueno en todo lo que hacen sus subalternos.

A discutir y organizarse

La base no puede agonizar en su inconformidad, la base es la llamada a rebasar a la dirigencia para ser nuevamente un referente de lucha, aduciendo que la base tiene la razón con respecto a la disconformidad en cuanto a la reforma, debe iniciar actuando revolucionariamente; reuniones en horarios no laborables para no dar excusa a ser reprimido, estudio y discusión con argumentos científicos y humanistas a sus propuestas, pero sobre todo; poner un alto a su devoción por dirigentes traidores.

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