Por Sebastián Chavarria Domínguez

Desde la época de Donald Trump, el gobierno de Estados Unidos ha mencionado la posibilidad de sacar a Nicaragua del tratado de libre comercio conocido como CAFTA-DR, como un mecanismo de presión contra la dictadura Ortega-Murillo, para obligarlo a realizar reformas democráticas.

No obstante, hasta el momento Estados Unidos mantiene una política de sanciones individuales contra el circulo de hierro de la dictadura, pero no se ha atrevido a aplicar la drástica medida de cortar los beneficios arancelarios que tienen las exportaciones nicaragüenses con destino a Estados Unidos en el marco del CAFTA-DR.

Probablemente, ganas no le falta al gobierno de Estados Unidos, pero tanto Trump como Biden han tenido que sopesar cuidadosamente las consecuencias apocalípticas sobre la economía nicaragüense y el efecto domino sobre la región centroamericana, una zona geográfica sacudida por la crisis económica y el surgimiento de nuevas dictaduras.

Las amenazas de Juan Gonzalez

Este año ha subido el tono de las declaraciones de los funcionarios de Estados Unidos. En junio de este año, en una entrevista, nada menos que Juan González, asesor principal del presidente Biden para asuntos de seguridad hemisférica, declaró que “(…) ahora estamos analizando de forma bastante contundente la presencia de ellos en el CAFTA dado lo que están haciendo (…) hay un consenso de que Nicaragua está yendo en una dirección que preocupa a todos en el hemisferio”.

Vamos “a agotar toda oportunidad para tener un diálogo que lleve a la libertad de los presos políticos en el país y una política que restablezca el orden democrático. De otro modo, vamos a incrementar la presión, pero lo vamos a hacer de forma coordinada con los países de la región”,

Aunque Gonzalez reconoció que es “muy difícil” sacar a Nicaragua del CAFTA, reafirmó que el gobierno de Estados Unidos tiene “autoridades amplias en materia de seguridad nacional para imponer restricciones en cualquier país” (La voz de América, 11/06/2022)

En julio de este año, la administración Biden bloqueó la cuota de 440,000 quintales de azúcar de origen nicaragüense, pero esta sanción no estaba relacionada con el CAFTA-DR, sino con cuotas dentro de un acuerdo con la Organización Mundial de Comercio (OMC). Aunque es una pequeña cantidad de azúcar, que puede reubicarse fácilmente en otros mercados, fue la primera gran señal de que Estados Unidos se alista para abandonar la política de sanciones individuales, para incursionar en el escenario de sanciones contra las exportaciones nicaragüenses, de imprevisibles consecuencias.

La comparecencia de Hugo Rodríguez ante el Senado

A inicios de agosto del corriente año, Hugo Rodríguez, quien fue designado por Joe Biden para el cargo de embajador de Estados Unidos en Nicaragua, en su comparecencia para la ratificación del Senado, entre otras cosas, mencionó la posibilidad de “(…) sacar a Nicaragua del CAFTA-DR (Tratado de Libre Comercio con Centroamérica y República Dominicana) es una herramienta potencialmente muy poderosa y algo que consideramos seriamente”.

¿Estados Unidos impondrá un bloqueo parcial a las exportaciones de Nicaragua?

Debido al aplastamiento militar de la rebelión del 2018, la dictadura Ortega-Murillo logró imponer un plan de ajustes que, aun bajo los posteriores efectos de la pandemia de coronavirus, le han permitido estabilizar los indicadores macroeconómicos, mantener un superávit fiscal, conservar estable la moneda y los tipos de cambio, etc.

Para el año 2021, debido a los altos precios de los productos agropecuarios de exportación, Nicaragua aumentó el volumen de sus exportaciones en 29,5%, llegando a totalizar 6,888.6 millones de dólares, según datos oficiales del Banco Central de Nicaragua. De ese total, las exportaciones de zonas francas representaron casi la mitad: US$3,378 millones de dólares. La mayor parte de estas exportaciones, especialmente textiles y arneses, tienen como destino final el mercado de Estados Unidos.

El discurso antiimperialista de la dictadura Ortega-Murillo, está en abierta contradicción con el alto grado de dependencia de la economía de Nicaragua en relación a Estados Unidos. Esta contradicción, en alguno momento, producirá una inevitable ruptura.

Una semana después de las declaraciones de Juan Gonzalez, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos sancionó a la Empresa Nicaragüense de Minas (ENIMINAS), la entidad estatal que regula la exportación de oro, buscando frenar el flujo de divisas

En los últimos años, las exportaciones de oro se han convertido en uno de los principales ingresos de divisas. Solo en el año 2021, las exportaciones de oro aumentaron un 30%, llegando a representar 750 millones de dólares.

Ahora bien, aunque hayan tomado la decisión de aumentar las presiones contra la dictadura Ortega-Murillo, golpeando sectores claves de la economía, este tipo de sanciones pueden desencadenar un efecto contrario a lo que ellos esperan. Centroamérica está sumida en una profunda crisis económica y social, y las sanciones contra la economía pueden desencadenar enormes convulsiones sociales, que inevitablemente se extenderán a la región. Por eso, los funcionarios norteamericanos se inclinan por la gradualidad cada vez mas intensa de las sanciones, pasando de sanciones individuales a golpear sectores de la economía.

Si entrelazamos las declaraciones de la entrevista de Juan Gonzalez, con las declaraciones de Hugo Rodríguez en el Senado de los Estados Unidos, podemos concluir que el gobierno de Joe Biden ya tomó la decisión de imponer un bloqueo parcial a las exportaciones nicaragüenses, solo están esperando el momento adecuado, para hacerlo “de forma coordinada con los países de la región”. Estados Unidos no busca el derrocamiento de Ortega-Murillo, solo forzarlos, obligarlos a iniciar las reformas democráticas para un cambio de gobierno en orden, sin grandes conmociones sociales. Pero en el forcejeo las cosas pueden cambiar abruptamente.

El momento parece haber llegado. No cabe la menor duda. Por ello, la dictadura apretó la soga sobre los restos de la oposición burguesa, y dirigió su ofensiva contra la Iglesia Católica, la única institución de cobertura nacional que conserva algún grado de credibilidad en la población.

Existe una relación dialéctica entre las presiones económicas de Estados Unidos y la instalación de una posible mesa de negociación en un nuevo Dialogo Nacional. Todas las presiones, sanciones y chantajes, están destinados a instalar esa mesa de negociación.

Las advertencias del Departamento de Estado

Bajo las condiciones represivas de la dictadura, y con la aplicación de un brutal plan de ajustes, la economía de Nicaragua se ha vuelto, nuevamente, un paraíso para la inversión extranjera. No hay huelgas ni protestas sociales, los salarios están congelados. Por eso se ha producido un repunte de inversiones extranjeras en un mundo cada vez más caótico y convulso.

Bajo la estrategia de aplicar sanciones cada vez más dolorosas, a inicios de septiembre el Departamento de Estado de los Estados Unidos publicó un informe “Sobre el clima de inversión en Nicaragua” en que alerta que los “inversores deben ser extremadamente cautelosos al invertir en Nicaragua. El régimen del presidente Ortega y el vicepresidente Murillo continúa suspendiendo los derechos civiles garantizados constitucionalmente, deteniendo a los presos políticos y haciendo caso omiso del estado de derecho, creando un clima de inversión impredecible plagado de riesgos reputacionales y regulaciones arbitrarias. (…) En respuesta al autoritarismo cada vez más profundo del régimen de Ortega-Murillo, casi todas las instituciones financieras internacionales han dejado de otorgar nuevos préstamos a Nicaragua, y el financiamiento externo caerá drásticamente más allá de 2022. (…)”

Evidentemente, este tipo de informes persiguen el objetivo de ahuyentar a los inversionistas extranjeros, para debilitar económicamente a la dictadura.

Nuevas presiones para suspender a Nicaragua del CAFTA

Los congresistas y senadores norteamericanos no se cansan de pedirle al presidente Biden que suspenda los beneficios arancelarios de Nicaragua en el marco del CAFTA. El republicano Marco Rubio, es quien lleva lo voz cantante: “Hago un llamado a la Administración Biden para que sancione a los funcionarios del régimen y suspenda los beneficios comerciales de Nicaragua del Tratado de Libre Comercio entre la República Dominicana y América Central (CAFTA-DR). EE. UU. tiene el poder de hacerlo en virtud de la Ley NICA de 2018 y la Ley RENACER de 2021 (…)

En realidad, Estados Unidos no puede suspender unilateralmente a Nicaragua del tratado CAFTA-DR, sin pasar previamente por largos procedimientos de denuncia del tratado del año 2005. No obstante, en la Sección 3, literal a, numeral 2, de la Ley RENACER, promulgada en noviembre del 2021, como una ley de Estados Unidos pero con efecto extraterritorial, se estableció una relación con el CAFTA: “(2) El artículo 21.2 del Acuerdo de Libre Comercio entre la República Dominicana y Centroamérica y los Estados Unidos, aprobado por el Congreso en virtud de la sección 101(a)(1)de la Ley de Implementación del Tratado de Libre Comercio entre la República Dominicana, Centroamérica y los Estados Unidos (19 U.S.C. 4011(a)(1)) establece: "Nada delo dispuesto en este Acuerdo se interpretará... impedir que una Parte  aplique las medidas que considere  necesarias para el cumplimiento de  sus obligaciones con respecto al mantenimiento o el restablecimiento de la paz o la seguridad internacionales, o a la protección de sus propios intereses esenciales de seguridad.”.

De esta manera, la ley RENACER estableció un ligamen entre el tratado CAFTA-DR y  la Ley de Seguridad Nacional de 1947, otorgándole al presidente de los Estados Unidos amplias facultades discrecionales para emitir ordenes ejecutivas alegando un problema de “seguridad nacional”.

¿Hasta dónde llegará Biden? Los sabremos en el próximo periodo.

El tratado de “cosecha temprana” con China

Como si estuviese jugando ajedrez, la dictadura rompió las relaciones con Taiwán y las restableció con China en diciembre del 2021, preparándose para el posible escenario de la suspensión del CAFTA-DR. Recientemente, la Asamblea Nacional, controlada absolutamente por la dictadura, aprobó el “Acuerdo de Cosecha Temprana con la República Popular de China”, previo a la aprobación de un tratado de libre comercio con China.

En caso de suspensión del CAFTA, una economía tan grande como la de China puede absorber las exportaciones de Nicaragua, lo que no queda claro son los precios y los beneficios para los pequeños y medianos productores nicaragüenses. Mientras acomoda sus piezas de artillería, todo indica que la dictadura se prepara para le peor variante: contrarrestar una posible suspensión total o parcial del CAFTA-DR.

Presiones y contrapresiones

En el marco de un creciente debilitamiento de la influencia de Estados Unidos en América Latina, las presiones de Estados Unidos y la resistencia de la dictadura Ortega-Murillo, el intercambio de acusaciones y golpes nos anuncian el establecimiento de una complicada mesa de negociaciones, secretas o públicas, probablemente después de las elecciones municipales, en la que los presos políticos serán utilizados como monedas de cambio.

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