Por Ana María Portugal
¿Flores, perfumes y poemas en el Día Internacional de la Mujer? El mundo de la publicidad comercial y los medios de comunicación han convertido esta fecha en objeto de consumo y de culto al mujerismo. ¿Cúal es el verdadero sentido de esta fecha?
(…) Sobre el origen del Día Internacional de la Mujer existen diversas versiones. La más difundida se refiere a un incendio ocurrido en una fábrica textil de Nueva York en 1857, donde habrían muerto quemadas las obreras que hacían una huelga. Según la historiadora canadiense Renée Côté, no existen pruebas documentales de que un incendio de esas características se produjera ese año, ni que ese hecho fuera motivo para establecer una jornada internacional de las mujeres.
Pero es bueno anotar que la historia sobre los orígenes del 8 de Marzo, está cruzada por situaciones y hechos que a la luz de investigaciones realizadas a lo largo del tiempo, nos muestran un escenario más complejo y rico en acontecimientos marcados por las dos Guerras Mundiales, la Revolución Rusa, la lucha por el sufragio femenino, las pugnas entre socialistas y sufragistas, y el creciente auge del sindicalismo femenino durante las primeras décadas del siglo XX en Europa, Estados Unidos y Latinoamérica.
El 8 de Marzo y la Revolución de Octubre de 1917
Queremos traer a la memoria un hecho de gran significación histórica. Hecho vinculado con los orígenes de la Revolución Rusa de 1917 cuyas protagonistas fueron las obreras de Petrogrado.
(…) El derrotero de estas investigaciones nos conduce al Petrogrado de 1917, día 23, fecha señalada por las obreras textiles para salir a las calles exigiendo justicia a las demandas laborales de la clase obrera, protestar por la escasez de alimentos y la participación de Rusia en la I Guerra Mundial. Esta revuelta denominada Revolución de Febrero se realiza contrariando las órdenes de la dirigencia de la oposición zarista, renuente a convocar una huelga general en esta fecha por temor a una gran represión.
Hoy la insurrección de Petrogrado es considerada como la primera fase de la Revolución que precipitó la abdicación del Zar Nicolás II. La presencia y protagonismo de las mujeres obreras fue determinante. Para dar fundamento a esta versión existen los testimonios de dos importantes testigos de esa época citados por el estudioso Vito Gianotti, y por Alexandra Kollontai y León Trostky, miembros del Comité Central del Partido Obrero Socialdemocráta de Rusia. El testimonio de Trotsky es muy elocuente, figura en el primer tomo de su Historia de la Revolución Rusa.
“El 23 de febrero era el Día Internacional de la Mujer. Los elementos socialdemócratas se proponían festejarlo de manera tradicional: con asambleas, discursos manifiestos, etc. A nadie se le pasó por las mentes que el Día de la Mujer pudiera convertirse en el primer día de la revolución. Ninguna organización hizo un llamamiento a la huelga para ese día. La organización bolchevique más combativa de todas, el Comité de la barriada obrera de Viborg, aconsejó que no se fuese a la huelga”.
Pero, según Trotsky, a pesar que muchos sectores obreros de Viborg estaban dispuestos a salir, los dirigentes consideraron “que no había llegado todavía el momento de la acción”, en vista de que el Partido no era suficientemente fuerte, y no había seguridad de la adhesión de los soldados. Así, en vísperas del 23 de febrero, la decisión fue no ir a la huelga, “sino prepararse para la acción revolucionaria en un vago futuro”.
“Al día siguiente”, sigue diciendo Trostky, “haciendo caso omiso de sus instrucciones, se declararon en huelga las obreras de algunas fábricas textiles y enviaron delegadas a los metalúrgicos pidiéndoles que secundaran el movimiento”. Según Kajurov, uno de los líderes obreros, “fueron a la huelga a regañadientes, secundados por los obreros mencheviques y socialrevolucionarios”. Por su parte Alexandra Kollontai escribió: “El día de las obreras, el 8 de Marzo, fue una fecha memorable en la historia. Ese día las mujeres rusas levantaron la antorcha de la revolución”. Ocho meses después los bolcheviques asumen el poder y el curso de la historia cambió.
Nazismo y stalinismo borraron la memoria
En 1921, se realiza en Muscú la Conferencia de las Mujeres Comunistas que acuerda instituir el 8 de Marzo como Día de la Mujer Comunista. Esta fecha tendrá un gran auge en la Rusia soviética y en el resto de los países del socialismo real. Pero las dos Guerras Mundiales, la aparición del nazismo en Alemania y la burocratización estalinista, entierran “las manifestaciones del 8 de Marzo” (Gianotti). Este autor advierte que a medida que la URSS se convierte en un régimen absolutista, pierde su espíritu revolucionario y con ello borra de la memoria el contenido rebelde y pionero del episodio de Petrogrado con las obreras como protagonistas.
Esto no debe extrañar. En innumerable cantidad de veces las historias oficiales han ignorado, borrado o minimizado la actuación de las mujeres. Las obreras de Petrogrado “osaron” invadir un terreno de exclusivo dominio masculino: la actividad política y la conducción “iluminada” del proceso revolucionario. Quedó para la historia en letras de molde, los nombres de los dirigentes varones como los únicos artífices de la Revolución de Octubre y muy pocos de mujeres que terminaron figurando como la comparsa de los esclarecidos.
Hoy, los testimonios de Kollontai y de Trostky constituyen un valioso documento que rescata la verdad de los hechos. No es casual que Alexandra Kollontai y León Trosky fueran estigmatizados y proscritos por el stalinismo.
1857 y otras historias
Al término de la II Guerra Mundial, en Europa, durante las décadas de 1950 y 1960, la conmemoración del 8 de Marzo en los países socialistas resaltaba el heroísmo de unas obreras textiles en huelga que murieron quemadas al quedar encerradas en la instalaciones de la fábrica donde trabajaban. A esta movilización se le adjudicó una fecha y un lugar preciso: 8 de marzo de 1857, Nueva York.
En la década de 1950, un artículo publicado en el periódico del Partido Comunista francés L 'Humanité, destaca la historia de las obreras de Nueva York, recordando que en su memoria se estableció el 8 de Marzo. La misma versión es replicada el 1 de marzo de 1964, en la prensa de la CGT francesa. Posteriormente, el boletín de la Federación Democrática Internacional de Mujeres de Alemania Oriental (RDA), publicado en 1966 retoma esta historia. (Gianotti). Petrogrado quedó sepultado.
La publicación de las mujeres alemanas relata que en la II Conferencia de la Internacional Socialista de Mujeres, la dirigenta Clara Zetkin propuso la fecha del 8 de Marzo como “Día Internacional de la Mujer “en recuerdo a la fecha de la huelga de las tejedoras americanas, 53 años antes” (Gianotti). Con la aparición de la segunda ola del feminismo occidental, el 8 de Marzo es recuperado por los primeros grupos de mujeres estadounidenses entre 1968 y 1969, pero los actos de conmemoración no recogen la fecha de 1917.
La investigación de Renée Coté
En el afán de aportar más información sobre esta huelga y esclarecer los orígenes del 8 de Marzo, a lo largo del tiempo aparecieron distintos trabajos de investigación en esta línea. Uno de los más importantes es el de la historiadora canadiense Renée Coté, publicado en 1984 con el largo título “El Día Internacional de la Mujer. Los verdaderos hechos y fechas de los misteriosos orígenes del 8 de marzo, hasta hoy confusos, maquillados y olvidados”.
Coté luego de una búsqueda de 10 años en bibliotecas, periódicos, revistas y archivos de la prensa obrera de Norteamérica y Europa, afirma que no existen pruebas documentales que este incendio ocurriera en 1857, y menos que fuera el móvil para establecer una jornada internacional de las mujeres.
Cuando en la década de 1970, la historia consagrada del incendio de 1857, era mundialmente difundida, el periódico feminista francés Historia d'Elles, en su número 0 de 1977, dedicado al 8 de Marzo, llamó la atención sobre esta versión a su juicio errónea, advirtiendo que luego de “largas búsquedas, nada se encontró, sobre la famosa huelga de Nueva York, de 1857. Pero esta alerta no tuvo eco””. (Gianotti).
El día de la mujer trabajadora
(…) En Europa, el primer Día Socialista de la Mujer tiene lugar el 19 de marzo de 1911 por acuerdo de la Secretaría de la Mujer Socialista, organismo de la Internacional Socialista. Alejandra Kollontai propuso ese día, en memoria del levantamiento que protagonizaron las mujeres obreras en Prusia, el 19 de marzo de 1848 en el marco de la Revolución Alemana. Estados Unidos siguió celebrando el último domingo de febrero hasta 1913. En Rusia la primera conmemoración se realizó el 3 de marzo de 1913. Al año siguiente todas organizadoras son encarceladas por el regimen zarista.
En 1911, al calor del activismo de ese día, Alexandra Kollontai haciendo un balance de las movilizaciones en los distintos países de Europa, dijo: “Era un mar de mujeres, estremecido y en plena ebullición. Se organizaron reuniones en todas partes, en pequeños pueblos, e incluso en aldeas, los recintos se abarrotaron de tal forma que tuvieron que pedir a los trabajadores que cedieran su lugar a las mujeres. Para variar, los hombres se quedaron en casa con sus hijos, y sus esposas, amas de casa, cautivas, acudieron a las reuniones” (Stevens). La misma Kollontai ungida después como Comisaria del Pueblo para la Asistencia Pública, por el gobierno de los Soviets, convence “a Lenin para convertir dicha fecha en una festividad comunista oficial, en conmemoración de las 'heroicas mujeres trabajadoras', en alusión a las obreras de la histórica huelga de Petrogrado.
Significado político
En el decenio de 1970 del siglo pasado, el feminismo organizado dará un nuevo contenido a esta fecha en “la invención de gestos, palabras y modos de estar”, que han transformado el 8 de Marzo de los últimos años en una ocasión de creatividad femenina”, escribieron en 1985, Tilde Capomazza y Marisa Ombra, historiadoras italianas. Ellas afirmaron que “desde el momento en que el feminismo también hizo suyo el 8 de marzo, cambia la propia imagen de ese Día. El tema de la sexualidad volvió a ser puesto en la orden del día. Es un tema que, habiendo estado fugazmente presente en los orígenes de la historia, fue después excluido de toda la tradición posterior ligada a la II y III Internacional”.
Este rescate del espíritu del 8 de Marzo que se inicia en la década de 1970 del siglo XX tiene que continuar. Debemos luchar por preservar su significado político y cultural, hoy amenazado por expresiones y contenidos comerciales, faranduleros y superficiales que han convertido a esta fecha en una mera exaltación al mujerismo en el homenaje vacuo.