Por José René Tamariz
Entre amplios sectores de la afiliación existe un rechazo y condena al acuerdo de la traición y rendición firmado por Mélida Cedeño, presidenta del sindicato APSE, en el cual se mutila y pone tope de 21 días a la huelga, sea por cuestiones salariales, sociales o conflictos jurídicos colectivos. Asimismo, ese acuerdo de la traición y rendición, limitaría la participación en la huelga de conserjes y agentes de seguridad. También limitaría al "personal necesario" que, no sabemos de quiénes se trata, deberá garantizar tener abierto y funcionando los centros educativos.
Actualmente existen diversas reacciones a la acción de traición-rendición a los neoliberales y gobierno de Carlos Alvarado. Vamos intentar identificar esas posiciones.
1) Hay muchos afiliados que su reacción es querer renunciar a APSE. Con esa idea y posición se encuentran tanto sectores administrativos como docentes.
2) Otros plantean construir un nuevo sindicato, haciendo "casa aparte" de APSE.
3) También hay quienes plantean irse a afiliar o pasarse al SINPAE.
4) De forma oportunista Albino Vargas, dirigente sindical vitalicio de ANEP, está llamado a formar la seccional de ANEP en el magisterio, aprovechando la traición-rendición de la dirigencia nacional de APSE. La realidad es que Albino y su ANEP nunca han podido entrar al magisterio porque en el gremio está identificado como el más grande burócrata sindical y oportunista. Entonces meter a Albino en magisterio sería peor que el cáncer que tenemos adentro, llamado "honestidad".
Con el debido respeto a todas y todos los compañeros que tienen esas ideas y posiciones u otras que no conozca, les digo que todas son salidas incorrectas.
La renuncia, sea individual o masiva, debilita la organización sindical y fortalece el proceso de burocratización y degeneración social, política y sindical de Mélida Cedeño, los miembros de junta directiva nacional, así como del grupo honestidad que dirige el sindicato APSE. El grave problema de las renuncias es que, generalmente, lo hacen las personas o sectores más críticos a la burocracia sindical. De ahí que hacemos un llamado fraternal a estos sectores a que no renuncien.
Construir un "nuevo sindicato" es una falsa salida. Igual esa posición le deja la cancha libre al grupo honestidad para que siga profundizando su traición y capitulación a las fuerzas neoliberales. Asimismo, la eventual construcción de un "nuevo sindicato" no garantiza que los trabajadores se afilien en grandes cantidades a la "nueva organización".
Afiliarse a SINPAE también es una falsa salida. SINPAE fundado en el año 1995, tiene 24 años de existencia y nunca logró superar una pequeñita afiliación. Creo no supera los 200 afiliados. No tiene por esas graves limitaciones la capacidad ni siquiera de convocar a huelga.
Dentro de las corrientes del sindicalismo debemos diferenciar a las bases y la dirección política del sindicato. El sindicato son las bases no son los dirigentes sindicales que, en muchas ocasiones pactan con el gobierno y la patronal en contra de los mismos trabajadores o bien se convierten en ministros o altos funcionarios del gobierno.
El sindicato es una conquista estructural de los trabajadores, estructura que, muchas veces, es corrompida por los burócratas sindicales que parasitan de las organizaciones sindicales.
La lucha y tarea sindical es limpiar y expulsar del control de los sindicatos al puñado y podridos burócratas sindicales. Es una tarea difícil y dura porque, los burócratas sindicales, recurren a múltiples artimañas y trucos para permanecer con el control de los sindicatos, ya que es un modus vivendi. Por tanto, debemos defender la conquista estructural de clase que representa el sindicato APSE, expulsando y extirpando de sus estructuras dirigenciales el cáncer y pudrición. Así se hizo con el burócrata corrompido de Mondol y así debemos hacer con el grupo honestidad.
El grupo honestidad, al cual pertenece Melida Cedeño, traspasó los límites de clase con el compromiso o acuerdo firmado con el régimen democrático burgués de Carlos Alvarado. Ese acuerdo firmado se constituye en un punto de inflexión histórico del grupo honestidad, es decir, ese grupo se ha pasado al lado de la patronal y del gobierno. Ese acuerdo es un salto del grupo honestidad, en cuerpo y alma, hacia la acera del enemigo de clase. No es cualquier cosa. Es un hecho gravísimo.
La gran maniobra que hizo honestidad es que se garantizaron, primero ganar las elecciones y después consumar la traición y rendición. Las fuerzas neoliberales y el gobierno le ayudaron al grupo honestidad en eso al postergar las "negociaciones" y la firma de la traición a posteriori de las votaciones. Si el grupo honestidad hubiera firmado ese acuerdo de la traición y rendición, antes de las elecciones las hubiera perdido, ya que la mayoría de los afiliados se habrían percatado de la mala calaña que es ese grupo.
De último, hago un llamado a toda la afiliación a no renunciar a APSE. El mal no es APSE sino el grupo honestidad que dirige el sindicato. Hay que quedarse en APSE para dar esa batalla de extirpación quirúrgica de ese cáncer que ha maleado al organismo. Aún es tiempo y el combate está en curso. La recuperación y rescate del sindicato APSE es la tarea estratégica que Cambiemos lleva y llevará adelante. ¡Ni un paso atrás compañeras y compañeros!