Por Carlos M. Licona
La pandemia tiene en crisis la fuerza laboral del mundo y el pueblo hondureño no se queda atrás, las familias están a puyas por todos lados, sobreviviendo a una crisis económica a puras tortillas o simplemente apretando los dientes; con el costo de la energía eléctrica por las nubes, el alto costo de la canasta básica y la falta de remesas que vienen del exterior. Esta triste realidad se ve muy profundizada con la falta de empleo de la gran mayoría de madres y padres de familia que tienen hijos estudiando en el nivel básico o medio.
En estos hogares es donde más se siente la asfixia del confinamiento, siendo madres y padres que luchan día a día para llevar el pan a la mesa. En estas familias hondureñas donde existen hijas e hijos en edad escolar, han convergido dos cosas, por un lado, la falta de dinero porque no se está trabajando y, por el otro lado; las clases virtuales o digitales que se están impartiendo por la mayoría de los docentes.
Políticas educativas equivocadas impuestas por el régimen actual, han venido a desnudar la triste realidad de los educandos, donde la mayoría disminuyó ostensiblemente los rendimientos mínimos requeridos para aprobar un año lectivo.
La madre y padre de familia como maestros
Estas realidades han chocado en cada hogar, las consecuencias derivadas del virus y el rendimiento académico de los alumnos. El temor al contagio y a que el sistema de salud colapse más de lo que ya está, ha distanciado a los alumnos de sus maestros. Con un Ministerio de Educación que ha tenido que improvisar y con un ministro que sabe más de repartir la bolsa solidaria que de impartir clases de los contenidos básicos. Así que, la improvisación y la falta de un objetivo claro ha traído en estos 70 día de tumbo en tumbo al sistema educativo nacional, sin tener la claridad que los contenidos de un currículum cuadrado no encajan en el momento.
Hasta ahora, lo que se ha hecho en el nivel preescolar y primer, segundo y tercer nivel de educación básica es que el maestro envía por medio del WhatsApp los temas con las tareas respectivas. Cada progenitor recibe lo enviado por el docente y debe ponerse con el hijo o la hija prácticamente a impartir la clase, utilizando las herramientas con las que cuenta, que en las mayorías de los casos es un celular con poca capacidad y poca resolución. Lo mismo aplica para los jóvenes de educación media, con la diferencia que estos muchachos se ponen solos a trabajar.
La situación anterior está sometiendo tanto a la madre de familia como a los alumnos a un estrés con resultados no agradables. Al parecer, no existe conciencia de ningún lado que esta situación es sui géneris, y, por lo tanto, hoy más que nunca la exigencia va acorde con lo que cada uno pueda responder o con las herramientas que cada uno cuente. El caso es que, un maestro tampoco podría enviar trabajos individualizados, sería una locura, así como lo es el responder llamadas individuales, donde se le explica a la madre o padre de familia para que este le explique al hijo o hija.
Herencia de Marlon Escoto desnudada en clases virtuales
Cualquier ley que se apruebe en el congreso nacional no viene a solucionar esta realidad que ha descubierto cada familia; que los oficios reiterativos de Marlon Escoto y el ejecutivo solo empeoraron la calidad educativa, porque siempre fueron orientados a elevar los índices de aprobación en el conglomerado escolar y no a la impartición de una educación con calidad como siempre lo señalaron, todo lo que hicieron fue en detrimento de las conquistas económicas del gremio pero nunca en mejorar la educación.
La situación es que los jefes de los hogares se han venido a dar cuenta que el hijo o hija no cumple con los requerimientos mínimos para estar en el grado actual, de ahí que la impotencia les invade en toda la casa al no poder ponerse al día con los contenidos enviados, por eso el ambiente se vuelve una carga que topa con el límite de la desesperación y la angustia.
La pandemia ha demostrado que el neoliberalismo no sirve, que todas esas políticas educativas que han impuesto han fracasado. Lo que se haga en este momento no es mandato divino ni ley terrenal, solo es un experimento en el que todos participamos. Por lo anterior, no se estresen, no se agobien ni se asfixien, esta situación se va a superar y pronto se irá a las calles nuevamente a luchar por conquistas para el pueblo.