Por Nicolas Lebrun
A finales del mes pasado, el 28 y 29 de junio el denominado grupo del G-20 se reunía en Osaka, Japón para discutir y llegar a acuerdo sobre los principales aspectos económicos, políticos y ambientales del planeta. En medio de una tensa situación con señales de desaceleración económica en varias de las potencias mundiales, conflictos abiertos y muchas contradicciones en el seno del grupo, la cumbre terminó sin mayores sobresaltos. Esto por supuesto no quiere decir que, para las masas trabajadoras, los desempleados, los migrantes, las minorías étnicas y sexuales, el resultado de lo acordado por el G-20 vaya en el sentido de mejorar sus condiciones de vida ni mucho menos.
EL G-20: pesos pesados de la economía mundial en un fondo de crisis
Este grupo reúne en su seno a las principales economías del planeta. Por el continente americano participan los Estados Unidos, Canadá, México, Argentina y Brasil. Por Europa el Reino Unido, Alemania, Francia, Italia y la Unión Europea. El resto de los países son Turquía, Arabia Saudita, Rusia, India, China Corea del Sur, Japón, Sudáfrica, Indonesia y Australia.
Establecido en 1999 como una ampliación del G7 como una forma de coordinar entre las principales potencias económicas ante las repetidas crisis capitalistas.
Estos países en términos absolutos representan el 85% del PIB mundial, 80% de las inversiones mundiales, 75% del comercio internacional y el 66% de la población mundial. (www.capital.fr 27/06/2019)
En diciembre del 2018, se reunían en Buenos Aires. En ese momento, las amenazas de Trump de aumentar los aranceles a las importaciones chinas ya envenenaban el ambiente de la cumbre. Estas mismas ya se habían concretizado entre los meses de julio y agosto del mismo año. Un arancel de 25% sobre 50 millardos de dólares fue impuesto sobre las importaciones de automóviles eléctricos, herramientas y otros productos mas.(Correo Internacional n° 1495) Los chinos por su lado replicaron por su lado imponiendo también los respectivos aranceles sobre los automóviles, la soya y otras mercancías.
Al final de la misma, con bombos y platillos los Estados Unidos anunciaron una moratoria de noventa días para la entrada en vigor de estas sanciones comerciales. Trump twiteaba que había sido “una reunión increíble y productiva que abría posibilidades ilimitadas para China y los Estados Unidos” (RTBFf 3/12/2018)
En el mes de abril del 2018, Washington bloqueaba ya las ventas de los fabricantes de smartphones y de las redes para la tecnología 5G Huawei y ZTE, argumentando que estas compañías representaban una amenaza para la seguridad de los Estados Unidos. Un año después el gigante del internet Google anunciaba que su sistema de explotación Android estaría fuera de alcance para los usuarios de teléfonos Huawei. Estos representan cerca de un 20% del mercado de teléfonos, con un total de 59,1 millones de unidades vendidas.
La escalada de sanciones y contra sanciones económicas entre las dos principales potencias económicas del orbe no han cesado muy a pesar que en el mes de mayo del presente año se anunciaba una ronda de negociaciones que se desprendía del “espíritu de la cumbre de Buenos Aires.
Sin embargo, Trump no solo hizo declaraciones en contra de sus rivales chinos. Lejos de eso, no se cortó para lanzar sus dardos en contra de las políticas aduaneras de la India, la política de defensa japonesa, de la misma manera criticaba a los alemanes que los calificó de socios “defectuosos” para seguir luego con otros ataques más. “Casi todos los países en este mundo se aprovecha mucho de los Estados Unidos”(El País 28/07/2019)
Las pugnas económicas van adquiriendo también forma en la ideología de la burguesía imperialista yanqui. Así como en el siglo pasado los ideólogos de las principales potencias imperialistas que luego se enfrentaron entre 1914 -1918 y posteriormente entre 1939 y 1945, la fundamentación de esta guerra económica obedece a otros factores.
Kiron Skinner, directora del polo de reflexión estratégica del Departamento de Estado son elocuentes. Para esta funcionaria de alto nivel la rivalidad con Pekín obedece a factores de “una lucha de contra civilización y una ideología muy diferentes y los Estados Unidos no han conocido nada así hasta ahora” Luego continuaría diciendo que es “la primera vez que estarían confrontados a una gran potencia rival no caucasiana” (Financial Times 4/06/2019)
Esta visión no es casual. En la lógica del grupo que ocupa el poder en la Casa Blanca la retorica racista e imperialista se entrelazan. El discurso que se esparce desde la pasada campaña presidencial yanqui y que sigue su curso en la actual apuntan a ganar fundamentalmente al electorado “blanco”. Dentro de esta retórica, la presentación del conflicto comercial, por el momento, seria avalada por los electores de Trump y esta lucha “civilizacional” encabezaría el discurso para justificar un conflicto armado en el futuro. De la misma forma los trabajadores y las masas populares han sido arrastradas a pelear guerras que han tenido como objetivo la repartición y la rapiña de los mercados.
El estilo de Trump es de evitar los acuerdos multilaterales. Estos desde la óptica de los halcones de la Casa Blanca no tienen en cuenta el peso de los Estados unidos como principal potencia económica. Sin embargo, este panorama no es de tan fácil solución como para resolverlos en un abrir y cerrar de tweets.
Las sanciones yanquis han levantado roncha más allá de las fronteras chinas. No en balde, la cumbre fue calificada por algunos analistas como una de las difíciles desde la crisis mundial del 2008. Los países periféricos al gigante chino se han visto afectados. La desaceleración de la producción industrial ha sido de las más fuertes en países como Japón y Corea del Sur. En ese sentido “la OMC espera una desaceleración este año con un alza de 2,6% de los intercambios comerciales contra más de 3% el año pasado” (Lecho 28/06/2019)
La tegua que se dio como resultado de la cumbre provocó una respuesta inmediata de los mercados financieros, principalmente en los de estas dos potencias. El Shanghái Composite Index subió en un 1,88%, el S&P 500 lo hizo en 1% y el Dow y Nasqad en 0,9% y 1,7%. (Latinamercan Post 9/07/2019)
Sin embargo, esto no garantiza que, en el futuro cercano, la tendencia se mantenga. Los aranceles siguen vigentes y el conflicto sigue abierto.
Los otros frentes
En el plano ambiental los acuerdos fueron mínimos. Una pírrica declaración sobre la defensa de los acuerdos de Paris del 2015 sin la firma de los Estados Unidos pone en relieve que la catástrofe ambiental en la que nos tiene sumido el modo de producción capitalista no se detiene.
La UE luego de la cumbre anunció efusivamente la conclusión de un acuerdo comercial con el Mercosur. Sin embargo, los “arduos defensores” del medio ambiente les ha importado un bledo si los cereales o los productos agrícolas provenientes de Brasil son el resultado de la destrucción de la selva amazónica.
Por otro lado, el conflicto por las sanciones contra Irán por parte de los yanquis toma nuevos ribetes. Uno de los problemas que tienen las potencias secundarias como la UE o China, es que al final, el patrón dólar de la economía es prácticamente imposible de eludir. Para eso tendría que darse un enfrentamiento a gran escala para que uno de estos imponga su moneda. Los europeos han ido con cuidado para no desatar las sanciones que incurren del embargo a Irán, y puesto en marcha algunos mecanismos compensatorios. Sin embargo, el tiempo para los iraníes es muy lento. Por un lado los gringos buscan negociar un “mejor acuerdo” y por otro lado el presidente iraní Hasan Rohani declaraba ya el 8 de mayo que todo envio del caso de Irán al Consejo de Seguridad de la ONU enfrentaría una “ reacción firme de Teherán ( La-Croix 9/07/2019)
Las amenazas de aumentar la producción de uranio enriquecido y salir del acuerdo firmado hace cuatro años han movilizado tanto a la diplomacia francesa como a los yanquis. Esta nueva escalada puede ser el detonante de una nueva crisis que haría que los mercados empezaran de nuevo en una dinámica de desaceleración.
Necesitamos un nuevo orden socialista
El capitalismo no hace más que reproducir sus crisis cíclicas y con ellas arrastra a millares de seres humanos a la miseria, el hambre y demás consecuencias del deterioro de las condiciones de vida.
A la par de esto, en los diferentes países, la burguesía empieza a movilizar a las huestes fascistas y demás grupos de extrema derecha en todas las presentaciones.
Por otro lado la resistencia de la clase obrera y de las masas populares se lleva a cabo de manera heroica pero atomizada. En muchos países, las masas enfrentan los planes de austeridad que salen de estas cumbres a través de los organismos financieros internacionales. En otros combaten las dictaduras como la de Ortega y Maduro que siguen recibiendo la bendición del imperialismo.
Es imperativo que los luchadores sin distingo de etnia, género o nacionalidad construyamos el partido de la revolución y cambiemos de faz al planeta.